Digestatos a partir de la valorización de RSU para la recuperación de suelos
Digestatos a partir de la valorización de RSU para la recuperación de suelos

España pierde al año una media de 30 toneladas de suelo agrícola por hectárea y año debido a la erosión. Un valor que indica un proceso erosivo alto, tres veces superior a la merma de terreno que sufren las zonas forestales.

Un dato que figura en la Estrategia Nacional de Lucha contra la Desertificación (2022) que ha publicado el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO).

La sobreexplotación de los suelos debido a las labores agrícolas, la deforestación y el sobrepastoreo acelerará la descomposición de la materia orgánica en los mismos y los despoja de su cubierta vegetal, quedando las tierras más frágiles, expuestas a los efectos erosivos del agua y el viento y con menor porcentaje de nutrientes.

Un problema que no solo generará problemas ambientales, sino que también acabará afectando a la producción, obteniéndose una menor cantidad de productos agrícolas, de menor calidad y a un coste mayor en recursos.

 

Importancia de la recuperación de suelos

El suelo es un ecosistema vivo y dinámico, lleno de organismos microscópicos y macroscópicos que realizan funciones vitales, tales como la transformación de la materia inerte y en descomposición, y los minerales, en nutrientes para las plantas (ciclo de los elementos nutritivos).

Por lo tanto, un suelo sano, recuperado, es fundamental al ser la base de nuestro sistema alimentario. De él dependen la agricultura y el crecimiento de la mayor parte de las plantas de las que nos alimentamos.

Además, un suelo sano, con el porcentaje adecuado de materia orgánica, tiene una mejor estructura, lo que implica una mayor capacidad de retención de agua y nutrientes, así como de captación de CO2. 

La materia orgánica presente en el suelo también influirá en la diversidad biológica de los organismos que en él se encuentran y, con ello, en el control de enfermedades de las plantas, presencia de insectos y malas hierbas.

El equilibrio entre materia orgánica, agua y suelos para el intercambio de nutrientes es clave para la fertilidad de los cultivos. Por ello, mantener este equilibrio es necesario si queremos tener una producción sostenible.

Restituir con materia orgánica los suelos y, con ello, su equilibrio es una de las medidas necesarias para recuperarlos.

 

Digestatos a partir de RSU

Durante la valorización energética de la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos (RSU), mediante la digestión anaerobia, además del biogás, se obtienen los digestatos.

Estos digestatos son el subproducto que queda tras el proceso de digestión anaerobia, constituido por materia orgánica sólida y líquida estabilizada.

Un recurso que, tras el tratamiento y control adecuado, pueden utilizarse como fertilizantes orgánicos o compost para la recuperación de suelos.

La norma que regula este aprovechamiento de los digestatos es el Real Decreto 999/2017, de 24 de noviembre, por el que se modifica el Real Decreto 506/2013, de 28 de junio, sobre productos fertilizantes, que tiene el objeto de fijar unas reglas básicas en materia de productos fertilizantes y procesos necesarios de coordinación con las comunidades autónomas.

 

Fertilizantes y compost orgánico

Debido al alto contenido en impropios (fibras y partículas grandes), materia orgánica, nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K), la normativa restringe la aplicación directa de los digestatos en los suelos.

Esto implica que deben someterse a un proceso de acondicionamiento y tratamiento previo que consiste en:

  • Separación de fracciones (sólida y líquida) mediante uso de prensas, decanter centrífugo o procesos de membrana (nanofiltración u ósmosis inversa).
  • Concentración de la fracción sólida al reducir su humedad mediante secado. Se obtiene un producto más compacto y denso en nutrientes.
  • Concentración de la fracción líquida mediante evaporación. El líquido concentrado resultante puede ser empleado en la planta de biogás para diluir la materia orgánica que se incorpora al digestor.
  • Pasteurización de las fracciones concentradas mediante un proceso térmico para eliminar la presencia de cualquier agente nocivo (patógeno).

La fracción sólida de los digestatos también puede ser tratada mediante en el compostaje, sometiéndola a un proceso de putrefacción aerobia selectiva (adición de material estructural, volteo periódico y aireación opcional) que convierte a los nutrientes solubles y los carbonos contenidos en complejos de humus más estables.

Este proceso se realiza a temperaturas superiores a los 70 ˚C, con lo que el compost que se obtiene se encuentra ya higienizado.

Una vez tratados los digestatos, entre los beneficios de aprovecharlos como fertilizantes o enmiendas orgánicas tenemos:

  • Aportan elementos esenciales para las plantas.
  • Liberan nutrientes de forma gradual, por los que garantizan un cierto suministro de nutrientes para el cultivo durante su desarrollo, mejoran la estructura del suelo, porosidad, aireación y capacidad de retención de agua.
  • Tienen la habilidad de formar complejos orgánicos con los nutrientes, haciéndolos más disponibles para las plantas.
  • Son fuente de carbono orgánico para la actividad de organismos heterótrofos presentes en el suelo.
  • Aumentan la infiltración del agua, reduciendo la escorrentía superficial.
  • Reducen las pérdidas de suelo por erosión hídrica y favorecen una mayor estabilidad de agregados del suelo.
  • Confieren al suelo una mayor capacidad productiva, conservación de su fertilidad en el tiempo y ser sostenibles con el paso de los ciclos productivos.

 

Por lo tanto, aprovechar los digestatos obtenidos a partir de la valorización de los RSU nos permite cerrar el ciclo de los nutrientes y contribuir a la recuperación de los suelos, logrando un proceso de gestión de los residuos orgánicos circular, más eficiente y sostenible. 

Si necesitas información sobre cómo poder llevar a cabo la valorización de tus residuos orgánicos, contacta con nosotros para resolver tus dudas.

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