El funcionamiento optimizado, y por tanto, la rentabilidad de una planta de biogás dependen de dos factores fundamentales: la garantía del suministro de residuos orgánicos y la gestión eficiente del digestato.
España cuenta con un alto potencial para el desarrollo del biogás debido a su abundante producción de residuos agrícolas, ganaderos, agroindustriales y urbanos. Sin embargo, la variabilidad en la disponibilidad de estos residuos y la necesidad de un tratamiento adecuado del digestato para su valorización representan desafíos clave que inciden en la viabilidad económica de las plantas de biogás.
Garantizar esta viabilidad dependerá de estrategias efectivas que aseguren un suministro estable de residuos orgánicos y la optimización de la gestión del digestato para que pase a ser un subproducto con nuevas utilidades.
El suministro continuo de residuos orgánicos: clave para la viabilidad
Para asegurar un flujo continuo y económico de residuos orgánicos deben tenerse en cuenta aspectos como la diversificación de fuentes de materia prima y el establecimiento de acuerdos estratégicos con los productores de esos residuos como prácticas esenciales para evitar interrupciones en la producción y optimizar la eficiencia del proceso de digestión anaerobia.
Fuentes de residuos orgánicos en España
España genera una amplia variedad de residuos orgánicos aptos para la producción de biogás, los cuales provienen de diferentes sectores productivos:
- Residuos agrícolas y ganaderos: Comprenden restos de cultivos (rabihoja de remolacha, polvo de tabaco…) y de deyecciones animales como estiércoles y purines de explotaciones porcinas, avícolas y bovinas. España cuenta con una gran cabaña ganadera, lo que hace que los purines y estiércol sean una fuente abundante y disponible durante todo el año.
- Residuos agroindustriales: Se derivan de la transformación de productos agrícolas y ganaderos en la industria alimentaria. Entre ellos destacan los residuos hortofrutícolas, el alperujo, el bagazo cervecero, el suero de quesería, los lodos agroindustriales y los subproductos de mataderos.
- Lodos de depuradoras y residuos urbanos: Incluyen los lodos de estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) y la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos (FORSU). La normativa europea exige una mejor gestión de los biorresiduos municipales, lo que incrementará su disponibilidad para las plantas de biogás.
Estrategias para garantizar un suministro estable y rentable
Para asegurar el abastecimiento de residuos orgánicos, las plantas de biogás deben implementar estrategias que optimicen la logística y reduzcan la dependencia de fuentes individuales. Algunas de estas estrategias son:
− La diversificación de sustratos y la codigestión: La combinación de diferentes tipos de residuos mejora la estabilidad del proceso y la eficiencia en la producción de biogás. Por ejemplo, la mezcla de purines (altos en nitrógeno) con residuos vegetales o FORSU (ricos en carbohidratos) optimiza la relación carbono-nitrógeno y potencia la producción de metano.
− Acuerdos de suministro y modelos cooperativos: Establecer contratos a largo plazo con generadores de residuos, como ganaderos, industrias agroalimentarias y municipios, ayuda a garantizar un flujo constante de materia prima y refuerza las sinergias que se producen beneficios para las dos actividades. Los modelos cooperativos, donde los productores de residuos participan en la planta, generan incentivos económicos y ambientales.
− Logística y ubicación estratégica: La localización de la planta cerca de las fuentes de residuos reduce los costos de transporte y facilita la operatividad. Además, es recomendable que las plantas estén ubicadas en regiones con alta densidad agroindustrial o ganadera para asegurar un suministro continuo.
− Gestión de la estacionalidad y almacenamiento: La variabilidad en la generación de residuos puede compensarse mediante sistemas de almacenamiento, como el ensilado de residuos agrícolas o balsas para purines, permitiendo su uso en periodos de menor disponibilidad.
− Beneficios económicos del tratamiento de residuos: Las plantas de biogás pueden generar ingresos adicionales cobrando tarifas por la gestión de ciertos residuos orgánicos, como lodos industriales o residuos agroalimentarios, lo que refuerza su rentabilidad al tiempo que ofrecen una solución sostenible de gestión.
La gestión del digestato: de residuo a recurso
El digestato, subproducto de la digestión anaerobia, puede representar un costo operativo si no se gestiona adecuadamente. Sin embargo, si se lleva a cabo la valorización de este subproducto pasa a convertirse en un recurso útil, mejorando la rentabilidad de la planta de biogás y convirtiendo de nuevo en producto un material que se consideraba residuo.
Mediante procesos de separación de fases y tratamientos avanzados (centrifugación, filtración, etc), el digestato puede dividirse en una fracción líquida (rica en nutrientes) y una sólida (con mayor contenido de materia orgánica). La fracción sólida puede transformarse, por ejemplo, en compost o pellets fertilizantes, mientras que la líquida puede ser utilizada para elaborar fertilizantes o para la recuperación de nutrientes.
El marco normativo favorece el uso del digestato siempre que cumpla con los estándares de calidad y seguridad. Las regulaciones europeas y españolas establecen la normativa para hacer posible su aprovechamiento en el sector agrícola como biofertilizante.
Además, una adecuada gestión de este subproducto contribuye a la reducción del impacto ambiental, minimizando emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación del agua por nitratos, consolidándolo como un elemento clave dentro de la economía circular del biogás.

