Las plantas Waste to Energy (WTE) son plantas de tratamiento de residuos de difícil reciclaje para los que se han descartado otras opciones de gestión.
Este tipo de plantas realizan una gestión eficiente y avanzada de estos residuos, sometiéndolos a diferentes tratamientos (térmico, termoquímico o biológico), en función del tipo de residuo de que se trate, y obteniendo energía con ello.
En el caso de los residuos sólidos urbanos (RSU), cuya acumulación en vertederos supone un grave problema para las ciudades, este tipo de plantas se presenta como una solución al problema.
El WTE, como parte de la gestión integral de los RSU, aporta beneficios medioambientales (reducción de emisiones de CO2 y reducción de la contaminación ambiental) y contribuye a generar energía para el autoconsumo.
Siguiendo la jerarquía de residuos (prevención, reducción, reutilización, reciclado, valorización energética y eliminación), esta tecnología se integraría en la valorización energética de la fracción de residuos urbanos no reciclables.
Las diferentes tecnologías WTE aplicables son la incineración, gasificación, pirólisis, digestión anaeróbica y recuperación de gases de vertedero, y el tipo de energía que se obtiene incluye la térmica, la eléctrica o los combustibles. Una energía que puede emplearse para abastecer hogares, edificios, instalaciones industriales, transporte urbano, etc.
El WTE está en proceso de maduración, evolucionando e innovando sus procesos para que las plantas de gestión de residuos sean cada vez más eficientes energéticamente y en la reducción de la huella de carbono.
Su integración en el tejido urbano será cada vez mayor para hacer más eficaz la gestión de las toneladas de residuos que se generan, protegiendo así el medioambiente y generando múltiples oportunidades a los ciudadanos.
Qué residuos son los más adecuados para una planta waste2energy
En las ciudades y municipios, el tipo de residuo más adecuado para ser tratado con la tecnología WTE corresponde con la fracción orgánica de los RSU.
Estos residuos orgánicos, procedentes de la recogida selectiva (contenedor marrón) desde los hogares, mercados y jardines, serían sometidos a procesos de digestión anaerobia para la obtención de biogás.
También existe la opción de aplicar un proceso de codigestión (mezcla de residuos de distinto origen) con los residuos agrícolas, lodos de plantas depuradoras de aguas residuales o residuos orgánicos industriales o comerciales de áreas próximas a la urbana, lo que permite incrementar la disponibilidad de sustrato y la viabilidad económica de la planta.
El biogás que se genera puede, luego, emplearse como biocombustible para usos residenciales, industriales o de movilidad. También cabe la posibilidad de someterlo a un proceso de purificación para la obtención de biometano.
Este biometano, que presenta una proporción mayor de metano (CH4) en su composición (> 96%), en comparación con el biogás (50-75%), puede ser inyectado a la red gasista para su distribución, cubriendo las necesidades de los usuarios habituales de gas natural, en las mismas condiciones y potencia energética.
Además, el biometano también puede usarse como biocombustible (GNL y GNC) en los vehículos de transporte urbano u otros vehículos de propulsión a gas, lo que favorece al modelo de movilidad sostenible y reducción de la contaminación del aire en los entornos urbanos.
Tecnologías limpias y procesos de gestión sostenibles
Las predicciones del Banco Mundial indican que la generación de residuos aumentará en un 60% en todo el mundo para el 2050 y, según Eurostat, el 24% de los residuos urbanos de Europa aún se depositan en vertederos.
Por lo tanto, la necesidad de implementar tecnología para la gestión de estos residuos, como es el WTE, se ha convertido en algo imprescindible si se quiere mejorar el reciclaje, la recuperación y reducir los problemas ambientales derivados del depósito en vertedero.
La tecnología WTE está lista para contribuir a los sistemas de energía con bajas emisiones de carbono y a las sociedades circulares en la Unión Europea y a escala mundial.
La energía recuperada de los residuos gestionados en estas plantas de tratamiento, cada vez más integradas en el tejido urbano, abastecerá hogares, industrias, centros comerciales y otras instalaciones, de forma sostenible, contribuyendo a la protección del medio ambiente y a la economía circular.
Esta tecnología deberá tener en cuenta los distintos flujos de residuos, el contexto y las características propias del ámbito local.
Economía Circular en plantas waste2energy
La opción de utilizar la tecnología WTE o valorización energética para gestionar los residuos no reciclables, como es el caso de los RSU, sitúa a este tipo de plantas dentro del modelo de economía circular.
Un ejemplo de esto lo tenemos en la planta WTE para la generación de biometano, promovida por Enagás y Genia Bioenergy, que se ubicará en Vencillón (Huesca).
Esta planta será capaz de tratar más de 140.000 toneladas de residuos orgánicos (principalmente purines) y convertirlos en biometano, con una capacidad energética de 95GWh al año.
Con esta planta, Aragón se acercará al cumplimiento de los planes europeos, nacionales y regionales de economía circular, transición energética y cambio climático.
Otro ejemplo de aplicación de la tecnología WTE, en el contexto de la economía circular, es el proyecto Valuewaste que viene desarrollando Genia Bioenergy.
El objetivo de este proyecto es dar una solución al problema de la gestión de residuos orgánicos de las ciudades, para evitar la acumulación en vertederos o su incineración sin aprovechar su valor.
Para ello, se está trabajando desde los métodos de separación y recogida de los residuos, hasta su tratamiento mediante la digestión anaerobia para la obtención de biogás y biometano, así como compost y fertilizantes orgánicos.
De esta forma, se implementaría el modelo de economía circular en la gestión de los residuos urbanos.


