El tratamiento de aguas residuales es una actividad necesaria para minimizar el impacto ambiental de las actividades humanas y garantizar la sostenibilidad de los recursos hídricos.
Estas aguas, generadas en procesos domésticos, industriales o agrícolas, contienen altos niveles de contaminantes que deben ser eliminados antes de su descarga al medio ambiente o su reutilización.
De forma convencional, el tratamiento de aguas residuales se divide en tres fases: primaria, secundaria y terciaria. En la fase primaria, se eliminan sólidos grandes y partículas suspendidas mediante procesos mecánicos como la sedimentación y la flotación. La fase secundaria utiliza procesos biológicos, como el tratamiento aeróbico o anaeróbico, para descomponer la materia orgánica presente en las aguas residuales. Finalmente, la fase terciaria se emplea cuando es necesario mejorar la calidad del efluente para cumplir con normas específicas o para reutilizar el agua tratada.
Dentro de este contexto, la digestión anaerobia (DA) se está consolidando como una tecnología clave dentro de la fase secundaria del tratamiento de aguas residuales. Este proceso biológico descompone la materia orgánica, genera biometano como fuente de energía renovable y reduce significativamente la generación de lodos.
Los avances más recientes en esta tecnología de digestión anaerobia hacen destacar su papel como una solución sostenible en el tratamiento de aguas residuales.
Tratamiento convencional de las aguas residuales
El tratamiento convencional de aguas residuales está diseñado para eliminar contaminantes a través de procesos secuenciales.
La fase primaria se centra en la eliminación de sólidos y grasas, dejando la materia orgánica disuelta para su tratamiento en fases posteriores. Sin embargo, es en la fase secundaria donde ocurre la mayor transformación, ya que utiliza procesos biológicos para descomponer la materia orgánica.
En esta fase secundaria, la elección entre tratamientos aeróbicos y anaeróbicos depende de factores como la demanda química de oxígeno (COD), la demanda biológica de oxígeno (BOD), la calidad deseada del efluente y los costos operativos.
El tratamiento aeróbico, ampliamente utilizado, requiere oxígeno para la actividad bacteriana, mientras que el anaeróbico utiliza bacterias que funcionan en ausencia de oxígeno.
Finalmente, la fase terciaria busca perfeccionar la calidad del agua para su reutilización o descarga segura, incluyendo la eliminación de nutrientes, desinfección y tratamiento avanzado.
Con los avances tecnológicos recientes, la digestión anaerobia se ha convertido en una alternativa cada vez más popular para la fase secundaria, superando varias limitaciones de los tratamientos aeróbicos tradicionales.
Diferencias clave entre tratamientos aeróbios y anaeróbios
Los tratamientos aeróbicos y anaeróbicos difieren significativamente en su funcionamiento, costos y productos finales. Las principales diferencias entre ambos tratamientos son:
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Presencia de oxígeno: El tratamiento aeróbico requiere oxígeno, suministrado por sistemas de aireación que aumentan el consumo energético. En cambio, el tratamiento anaeróbico opera en condiciones sin oxígeno, utilizando bacterias especializadas para descomponer la materia orgánica.
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Producción de subproductos: Mientras el tratamiento aeróbico genera dióxido de carbono, agua y biomasa (lodos), el anaeróbico produce metano, dióxido de carbono y un digestato más estable, que puede emplearse como fertilizante.
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Eficiencia energética: El tratamiento anaeróbico es más eficiente energéticamente porque produce biometano, que puede utilizarse para generar energía, mientras que el tratamiento aeróbico demanda altos niveles de energía para la oxigenación.
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Volumen de lodos: La digestión anaerobia genera menos lodos que el tratamiento aeróbico, reduciendo así los costos asociados con su manejo.
Estos factores diferenciadores han llevado a un aumento en la adopción de la digestión anaerobia, especialmente en instalaciones que tratan aguas residuales con altas concentraciones de materia orgánica, como las generadas en industrias alimentarias y agrícolas.
Avances tecnológicos en digestión anaerobia
En los últimos años, la tecnología de digestión anaerobia ha evolucionado significativamente, mejorando, aún más, su eficiencia y viabilidad económica. Entre los avances más destacados se encuentran:
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Diseños avanzados de digestores anaeróbicos: Los reactores cerrados y sistemas de manto de lodos anaeróbicos de flujo ascendente (UASB) permiten una mayor retención de biomasa, optimizando el proceso de descomposición. Los digestores cerrados ofrecen un control más eficiente de las condiciones operativas y minimizan las emisiones de gases no deseados.
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Uso de intercambiadores de calor: Los sistemas intercambiadores de calor optimizan el calentamiento externo del digestor, reduciendo los costos operativos y mejorando la eficiencia térmica. Los sistemas de recuperación de calor permiten reutilizar la energía generada en otras etapas del proceso.
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Mejora en la gestión del biogás: La incorporación de tecnologías que permiten deshumidificar el biogás de manera eficiente, maximizan su calidad como combustible. Los equipos de cogeneración avanzados utilizan biogás para generar electricidad y calor, aumentando la autosuficiencia energética de las plantas.
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Concentración y pasteurización del digestato: los sistemas de pasteurización permiten higienizar y concentrar el digestato, mejorando su calidad, reduciendo los costes de transporte y aumentando su valor como biofertilizante.
Todos estos avances no sólo mejoran la eficiencia del proceso, sino que también hacen que las plantas de digestión anaerobia sean más rentables y respetuosas con el medio ambiente.
Beneficios de la digestión anaerobia en el tratamiento de aguas residuales
La adopción de la digestión anaerobia (DA) como tecnología clave en el tratamiento de aguas residuales ofrece una serie de beneficios técnicos, económicos y ambientales.
Producción de energía renovable
La digestión anaerobia es una tecnología reconocida por su capacidad de transformar los residuos orgánicos en biogás, un gas renovable compuesto principalmente por metano y dióxido de carbono. Este biogás se convierte en una fuente de energía renovable de gran valor para las plantas de tratamiento. Su uso tiene múltiples aplicaciones:
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Autonomía energética de la planta: El biogás generado puede utilizarse directamente para alimentar sistemas de cogeneración (electricidad y calor), reduciendo los costos energéticos de la instalación. En algunos casos, las plantas logran ser completamente autosuficientes, e incluso generan excedentes de energía para vender a la red eléctrica.
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Inyección a redes de gas natural: Tras un proceso de purificación del biogás, el biometano generado puede cumplir con los estándares de calidad para ser inyectado en redes de distribución de gas natural, lo que representa un ingreso adicional para las plantas de tratamiento.
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Diversificación energética: Además del suministro eléctrico y térmico, el biometano también se puede utilizar como biocombustible en vehículos adaptados al gas natural comprimido (GNC), ampliando su contribución al transporte sostenible.
Reducción significativa de lodos residuales
Uno de los mayores desafíos en el tratamiento de aguas residuales es la gestión de los lodos generados en las distintas etapas del proceso. La digestión anaerobia tiene una ventaja considerable en este aspecto:
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Menor volumen de lodos: A diferencia de los tratamientos aeróbicos, que producen grandes cantidades de lodos secundarios, la digestión anaeróbia descompone una mayor proporción de la materia orgánica, reduciendo el volumen final de lodos residuales hasta en un 50%. Esto disminuye los costos asociados con el transporte, tratamiento y disposición de lodos.
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Lodos estabilizados: Los lodos generados a través de la digestión anaerobia son más estables, con menores niveles de patógenos y olores. Esto facilita su manejo y aumenta su potencial para ser reutilizados como fertilizantes o acondicionadores de suelos.
Aprovechamiento del digestato como biofertilizante
El digestato, el subproducto sólido y líquido resultante de la digestión anaerobia, se ha convertido en un recurso valioso gracias a su contenido de nutrientes esenciales como nitrógeno, fósforo y potasio. Este material puede ser utilizado directamente o procesado para aplicaciones agrícolas, proporcionando beneficios, tales como:
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Sustitución de fertilizantes químicos: El digestato es un fertilizante orgánico rico en nutrientes que puede reemplazar a los fertilizantes químicos, que resultan más costosos, promoviendo prácticas agrícolas más sostenibles.
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Incremento de la materia orgánica del suelo: Al aplicar digestato en los suelos, se mejora su estructura, capacidad de retención de agua y contenido de materia orgánica, favoreciendo cultivos más saludables y resilientes.
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Ampliación de mercados: Tecnologías como la pasteurización del digestato permiten garantizar su seguridad para usos agrícolas, abriendo nuevos mercados para este subproducto.
Además de los beneficios mencionados, la capacidad de la digestión anaerobia para integrarse con sistemas de tratamiento convencionales y adaptarse a distintas cargas orgánicas hace que sea una herramienta versátil y eficiente, adecuada para las necesidades actuales y futuras del tratamiento de aguas residuales.
Su papel como proceso generador de energía renovable y su contribución a la mitigación del cambio climático fortalecen su posición como una solución clave en la transición hacia un modelo de desarrollo más sostenible.
En este sentido, promover la implementación y mejora continua de la digestión anaerobia resulta esencial para avanzar en la gestión eficiente y sostenible de los recursos hídricos.
La combinación de innovación tecnológica, sostenibilidad ambiental y beneficios económicos asegura que esta tecnología desempeñe un papel central en los sistemas de tratamiento de aguas residuales del futuro.
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