Cómo convertir residuos sólidos urbanos en energía
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La acumulación de residuos sólidos urbanos (RSU) en vertederos supone un verdadero problema ambiental y para la salud.

Esta acumulación de residuos municipales supone el 24% del total de residuos que se generan en los municipios de Europa. Una cantidad significativa, más aún, teniendo en cuenta la previsión de llegar a un 60% más de RSU generados a nivel mundial, en 2050.

La valorización energética de estos residuos o waste-to-energy (WtE) es la tecnología por la que se apuesta para lograr su gestión sostenible, permitiendo el reciclaje, la recuperación y la reducción de su depósito en vertederos, además de una reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

Además, la energía obtenida a partir del tratamiento de los RSU en plantas WtE puede servir para abastecer a hogares, edificios, instalaciones industriales, transporte, etc., contribuyendo así al mix de energías renovables. 

 

Waste to Energy para la gestión de RSU

Dentro del concepto WtE se incluyen diferentes tecnologías para el tratamiento de los distintos tipos de RSU.

Entre estas tecnologías tenemos la incineración, gasificación, pirólisis, digestión anaerobia y la recuperación de gases de vertedero. La aplicación de una u otra dependerá del tipo de residuo, sus características, necesidades y requerimientos específicos.

La energía renovable que se recupera en estas plantas WtE procede del tratamiento de la fracción orgánica de los RSU (residuos orgánicos), contribuyendo al modelo de economía circular.

Con todo, los objetivos a alcanzar en una planta WtE vienen a ser:

  • Generar energía renovable a partir de la valorización de residuos.
  • Proporcionar un reciclaje de calidad en la gestión de residuos.
  • Reducir el volumen y peligrosidad de los residuos.
  • Recuperar materias primas secundarias.
  • Contribuir a la reducción de emisiones de GEI.

Una tecnología cuyos procesos están evolucionando e innovando para hacer que las plantas WtE sean cada vez más eficientes, en cuanto a energía y reducción de su huella de carbono, generalmente asociada a la incineración de residuos y al depósito en vertedero.

 

La digestión anaerobia en el tratamiento de la fracción orgánica de los RSU

El tratamiento de la fracción orgánica de los RSU en una planta WtE se lleva a cabo mediante procesos de digestión anaerobia.

Estos procesos consisten en la degradación de la materia orgánica mediante la acción de una serie de microorganismos, en condiciones de ausencia de oxígeno (anaerobias) y en el interior de unos reactores herméticos o biodigestores. 

A este proceso también se le denomina biometanización.

El resultado de esta degradación de la materia orgánica es la obtención de biogás, compuesto por metano y dióxido de carbono, principalmente.

Este biogás puede aprovecharse para generar energía en el ámbito doméstico e industrial, mediante la producción de calor o electricidad, o bien como combustible para vehículos.

Otra forma de aprovechar este biogás es someterlo a un proceso de purificación (upgrading), que permite la eliminación de impurezas y la concentración del metano, y obtener, con ello, biometano.

Este biometano resultante es un gas renovable de mayor calidad, con características similares al gas natural de origen fósil, pudiendo ser empleado para sus mismos usos, incluida su inyección en la red gasista.

Además de estos gases renovables, la tecnología de la digestión anaerobia aplicada en la valorización de los residuos orgánicos municipales permite recuperar materia orgánica del proceso, en forma de digestatos. 

Estos digestatos, tras un adecuado control y tratamiento, pueden ser empleados como biofertilizantes o compost.

Un proceso completo de economía circular para la gestión de estos residuos orgánicos que permite cerrar el ciclo del carbono.

 

Biogás y biometano para la gestión sostenible de RSU

La obtención de biogás y biometano a partir de la valorización energética de los RSU permite la gestión sostenible de estos residuos.

Se trata de un proceso que incluye importantes beneficios medioambientales y facilita el cumplimiento de la normativa relativa al tratamiento de los residuos.

Algo que han sabido valorar desde el municipio valenciano de Llíria, donde está prevista la puesta en marcha de una planta de biodigestión para el tratamiento de los residuos orgánicos generados en el municipio.

La planta, desarrollada por Genia Bioenergy, tendrá la capacidad de tratar 192.700 toneladas de residuos orgánicos anuales, generados en el municipio y procedentes del sector agroalimentario, permitiendo su gestión sostenible, siguiendo un modelo de economía circular.

El tratamiento de estos residuos orgánicos permitirá producir unos 13 millones de m³ de biogás cada año, o el equivalente a 60 GW/h de energía térmica. Con este biogás producido podrán cubrirse las necesidades de 8.500 hogares.

El biogás obtenido será depurado para la producción de biometano y así, poder proceder a su inyección en la red de gas natural, permitiendo su distribución para consumo en industrias, hogares o como combustible para vehículos.

Además, también se prevé el aprovechamiento de los digestatos para generar fertilizantes orgánicos.

La puesta en marcha de esta planta de biogás está prevista para 2024 y permitirá la reducción aproximada de 37.784 toneladas de CO2 equivalentes al año.

Este es, sin duda, un proyecto vanguardista de sostenibilidad, descarbonización y economía circular en la gestión de RSU, mediante tecnología WtE, siendo el primero de estas características en la Comunidad Valenciana.

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