Waste to Energy, economía circular en la gestión de residuos
Waste to Energy, economía circular en la gestión de residuos

La búsqueda de fuentes alternativas de energía se viene produciendo desde la segunda mitad de s. XX, impulsada por las sucesivas crisis económicas y energéticas.

En esta búsqueda, aprovechar la energía generada por el tratamiento de los residuos para producir calor y electricidad era algo lógico, motivando la evolución tecnológica de las instalaciones.

Así surge la recuperación de energía o waste to energy tal y como lo conocemos hoy.

Las plantas Waste to Energy (WTE) tienen el objetivo de gestionar los residuos de difícil reciclaje, que han sido rechazados en otras plantas de gestión, evitando su depósito en vertedero y aprovechando la energía que se obtiene con su tratamiento (termoquímico o biológico).

Este aprovechamiento energético, además, forma parte de los objetivos de la Unión Europea (UE) para establecer el modelo de economía circular, un aspecto fundamental recogido en el Pacto Verde Europeo para el desarrollo sostenible.

 

La gestión óptima de los residuos 

Estamos en un momento de transición hacia una economía verde que busca ser neutral en carbono y adoptar un enfoque circular, tal como queda reflejado en los objetivos de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.

El duodécimo objetivo de desarrollo sostenible, en particular, se enfoca en el fomento del consumo y producción sostenible, lo cual implica una gestión adecuada de los residuos. Para lograr esto, la Unión Europea ha decidido fortalecer las regulaciones comunitarias relacionadas con la gestión de residuos mediante un paquete de medidas que promueven la economía circular. Estas medidas incluyen varias directivas cuyo propósito es proteger la salud de las personas y preservar los ecosistemas.

En la actualidad, se han establecido cinco niveles jerárquicos en la gestión de los residuos, siendo el primero de ellos la prevención. Esta implica el fomento del ecodiseño y el consumo consciente, así como el uso responsable de los productos.

Los siguientes niveles son la reutilización y el reciclado. Con el reciclaje, se le está dando una nueva utilidad a los residuos, reduciendo la necesidad de usar más recursos naturales y evitando el vertido de los desechos y la consecuente contaminación y emisión de gases de efecto invernadero (GEI).

Los residuos que no se pueden o resultan difícil de reciclar pasan al siguiente nivel, la valorización energética, convirtiéndolos en energía, ya sea en forma de electricidad, vapor o agua caliente para uso doméstico o industrial. Y en última instancia, se pasa al siguiente nivel que es la eliminación.

Para aplicar este sistema de jerarquía de residuos, los municipios deben implementar un plan de gestión integral de los residuos que incluya el conjunto de medios de actuación necesarios, desde el punto de recogida (sistema de recogida selectiva) hasta su destino.

 

La importancia de las plantas de valorización energética

Desde la ONU se ha reconocido la importancia global de las plantas de valorización energética como parte de la solución para abordar el cambio climático.

En un informe presentado por el Centro Internacional de Tecnología Ambiental de la ONU, donde se ha analizado la valorización energética de los residuos domiciliarios a nivel global, se ha puesto en evidencia que «el aire emitido por ciertas chimeneas de conversión de desechos en energía puede ser más limpio que el aire que ingresa», y se señala que «los beneficios climáticos de la conversión de residuos en energía van más allá de los de las energías renovables».

El potencial significativo de la valorización energética radica en su capacidad para reducir el volumen de residuos que terminan en vertederos convencionales hasta en un 90%. Además, se destaca que, en las regiones más avanzadas del mundo, aproximadamente entre el 25% y el 30% de los residuos se tratan mediante esta tecnología.

En el caso de España, para poder cumplir con la nueva normativa europea es necesaria una notable reducción de la fracción de residuos destinados a vertederos. Actualmente, en el país solo el 12% de los residuos se someten a valorización energética, mientras que en otros países este mínimo se sitúa en el 25%.

Aun así, este 12% supone, por ejemplo, que en 2017 se tratarán en las plantas de valorización españolas unas 2.566.647 toneladas de residuos no reciclables y se produjera 1.997.198 MWh de energía, suficiente para abastecer a aproximadamente 500.000 viviendas. Una valorización que además evitó el depósito en vertedero de estos residuos.

Aunque la gran apuesta en Europa es el reciclaje (además de la prevención y la reducción del consumo), la tecnología WtE también va a más. Tan solo en España, se espera que estén operativas unas 200 plantas de WtE a finales de año.

 

Cómo son las plantas WTE

Las plantas waste to energy (WTE) son instalaciones avanzadas y eficientes para la gestión de residuos.

El tipo de tratamiento que se aplica en estas plantas depende del tipo de residuo, y puede incluir métodos térmicos, termoquímicos o biológicos. Las tecnologías utilizadas varían en escala y complejidad e incluyen incineración, coprocesamiento, digestión anaeróbica, captura de gases de vertedero, pirólisis, gasificación, entre otras.

De manera general, estos tratamientos y procesos se pueden dividir en cuatro etapas: tratamiento de residuos, recuperación de energía, limpieza de gases y utilización de la energía.

La energía obtenida puede ser en forma de calor, biocombustibles o electricidad. En el caso de los residuos orgánicos, de su valorización se obtienen biocombustibles, mientras que los demás residuos se someten a un tratamiento térmico, mejorado tecnológicamente para minimizar las emisiones.

Esto último incluye sistemas de reducción no catalítica selectiva que, mediante la inyección de urea, reducen la emisión de óxido de nitrógeno. También se utilizan sistemas de limpieza de emisiones para reducir las sustancias contaminantes.

El calor generado con el tratamiento térmico produce vapor que mueve una turbina para generar electricidad y los desechos que quedan de todo el proceso se utilizan para la fabricación de materiales reciclados.

La tecnología WTE está en constante evolución e innovación en sus procesos, lo que permite que las plantas de gestión de residuos sean cada vez más eficientes en términos energéticos y en la reducción de su huella de carbono, contribuyendo así al desarrollo de la economía circular.

Si necesitas más información sobre esta tecnología, contacta con nosotros para resolver tus dudas.

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